Bases
Teóricas
¿Que es un estado de animo?
Los estados emocionales son el motor del ser humano,
forman parte de nuestra existencia, y sin ninguna duda, ellos condicionan nuestras
acciones, las que vemos como posibles y las que no, y también las decisiones
que tomamos. En los años 80 sorprendió
un estudio realizado en
EE.UU. que hablaba de las atrevidas y a veces
irresponsables decisiones que tomaban determinados directivos, llevados por
estados emocionales de euforia conseguidos no siempre de manera natural.
Nuestro estado emocional en esencia es nuestro estado de ánimo y nuestra
actitud respecto a la vida y a nosotros mismos. Por lo tanto es completamente
variable, incluso a lo largo de un mismo día. Nuestro estado emocional y
nuestro estado físico interactúan recíprocamente, incluso, muy a menudo
somatizamos físicamente estados emocionales que no son del todo conscientes.
Todos los seres humanos siempre estamos inmersos en algún estado emocional,
aunque en la mayoría de las ocasiones no seamos conscientes de ello. En un momento dado, nos descubrimos y sin
saber por qué percibiendo nuestra realidad, nuestro entorno y el mundo en
general, de manera diferente a como lo percibíamos hace un día, un mes o
seis.
Un determinado estado emocional hace que percibamos
nuestra cotidianeidad de una forma determinada, hace que nos asalten
determinados pensamientos, que emitamos determinados juicios y que realicemos
determinadas acciones, sin a veces, ser muy conscientes de cual está siendo en
ese momento nuestro motor o en ocasiones, sin saber por qué no tenemos motor.
Los estados emocionales o estados de ánimo dependen de múltiples factores,
dependen de la estación del año en la que estemos, de todo es conocido que la
primavera y el otoño traen para muchas personas asociado un estado de
melancolía; otro factor muy influyente
es el clima, al que muchas veces se le ha hecho responsable del carácter y la
productividad de determinadas
regiones geográficas.
También los estados emocionales de las personas están
condicionados por el estado emocional del entorno en el que se encuentre, tanto
en empresa como de familia, ya que los estados emocionales siempre se generan
dentro de un estado emocional social más amplio. Las organizaciones, a menudo, son las
responsables de los estados emocionales de los individuos que pertenecen a
ellas. Y estos estados emocionales
colectivos, a los que casi nunca prestamos atención, son tan importantes que
condicionan la mayoría de las acciones que los trabajadores creen que pueden
llevar a cabo o no. Por eso el papel
que juegan los líderes de los equipos es crucial en este aspecto, ya que ellos
generan espacios emocionales, abren nuevas posibilidades de acción y amplían el
espectro de las acciones que sus colaboradores ven como posibles.
Otro factor desencadenante de la generación de los
estados emocionales en los individuos y en las organizaciones es la actitud que
la persona presenta ante los hechos que se pueden cambiar y los que no. Así el resentimiento se produce cuando el
hecho no se puede cambiar y no lo aceptamos y gastamos todas nuestras energías
en cambiarlo; el estado emocional de paz es el opuesto al de resentimiento,
aparece cuando un hecho no se puede cambiar y así lo aceptamos desde el
principio, utilizándolo además para aprender de él. El estado emocional de resignación aparece
cuando algo está en nuestras manos hay que cambiarlo pero decidimos no hacerlo,
lo contrario del estado de ambición o superación que aparece cuando ponemos
todo nuestro
empeño en cambiar aquello que está en nuestras manos
cambiar.
No somos responsables del estado emocional en el que
nos encontramos, pero si lo somos de permanecer en él. Y como decía nuestro reconocido internacionalmente
psiquiatra López
Ibor, si dejamos que permanezca mucho tiempo un estado
emocional en nosotros, este terminará
por cristalizarse y luego será muy difícil deshacerse
de él.
El estado emocional, es la suma de nuestras emociones,
pensamientos, y sentimientos.
Me regalan una caja con un lazo en mi fiesta de
cumpleaños, al verla noto una sensación física en el cuerpo (Emoción), y me
digo: quizá sea el balón que buscaba (Pensamiento), la suma de la emoción y del
pensamiento me ilusiona (Sentimiento), mi estado emocional es que me siento
ilusionado. Resulta que al abrir la caja hay una serpiente y suelto la caja
mientras salto hacia atrás (emoción), entonces miro la serpiente y me doy
cuenta de que es de plástico (pensamiento), me siento avergonzado
(sentimiento), al ser consciente de mi vergüenza me digo: ¡vaya! He quedado
como un gallina delante de esa chica que me gusta (pensamiento), en ese momento
siento una punzada en el vientre (emoción). Emociones, pensamientos, y
sentimientos interactúan entre sí, con unas fronteras que en realidad son
prácticamente ficticias.
La manera en cómo influyen las emociones en el
rendimiento escolar de los niños y
jóvenes es definitivo. Lo que éstos sienten y
experimentan emocionalmente durante el proceso de aprendizaje en el entorno
educativo es un factor elemental en su éxito o su fracaso académico, es por
ello que, en este contexto, debe privilegiarse el desarrollo de la inteligencia
emocional.
Expertos en temas pedagógicos y emocionales tenemos
claro que, cuando se incorpora
una atención al factor emocional, los resultados
escolares de niños y jóvenes son superiores a los que se dan en procesos donde
el un punto de vista es impersonal y carente de una visión afectiva.
Cuando los estudiantes experimentan emociones llamadas
positivas, como satisfacción,
orgullo, reconocimiento, son más capaces de
desarrollar mejor sus tareas, solucionar problemas y favorecer la
autorregulación. Por el contrario, las emociones negativas, como la
frustración, el enojo y el rechazo, interfieren en el rendimiento académico, la
resolución de exámenes, e incluso
puede darse la deserción escolar.
Las emociones tienen impacto en el conocimiento e
interpretación del mundo que nos
rodea; nos motivan a determinadas acciones y afectos
cuando interactuamos con los otros y con el ambiente. Al guiar nuestros
pensamientos y acciones, las emociones poseen una función reguladora que nos
ayuda a adquirir los patrones de la conducta adaptativa.
De tal modo, la mayoría de las personas actuamos
dependiendo de la situación, pero
también del humor que poseemos en ese momento; lo que
explica la influencia de las emociones en el proceso de
atención-memoria-motivación-aprendizaje, propios del éxito o fracaso escolar.
Las emociones influyen en la capacidad de atención;
cuando algo le preocupa, se siente ansioso o excitado por algún acontecimiento
de relevancia para el niño o joven estudiante, se verá afectada su capacidad de
atender a la materia de clase. Al verse afectada la atención, también se ve
afectada la memoria. Asimismo, el estado de ánimo puede interferir en la
recuperación de información en determinados momentos; por ejemplo, en los casos
del estrés que genera tener que presentar un examen y que puede producir un
“bloqueo”. Por otra parte, las
emociones facilitan el uso de estrategias de
aprendizaje para la elaboración y organización del material y el pensamiento
crítico que requiera un mayor nivel de análisis de parte del niño o joven en
etapa escolar. También las emociones pueden influir en la autorregulación, el
seguimiento, la implementación de estrategias de aprendizaje, y la motivación
del estudiante.